
Sin embargo, Giulio Ricordi, aunque no confiaba aún ciegamente en Puccini para este trabajo, decidé de todas formas conseguir los derechos de la obra, y lo hace. Decide asignar entonces al barón Alberto Franchetti los derechos musicales de la obra, y a Luigi Illica la preparación del libreto. Pero transcurrieron los años, y tras la consagración y la madurez que apor
tarón a su autor (Franchetti) los éxitos de Manon Lescaut y La Bohéme, Puccini vuelve a interesarse en La Tosca. Al escuchar estos rumores, sobre el interés de Puccini en la obra de Sardou, Ricordi e Illica se entusiasman, pero entonces el problema sería ahora conseguir que Franchetti renunciará a sus derechos. Por lo que Illica, se da a la tarea de convencerlo para que desistiera de su labor, y sabiendo muy bien que tras el éxito que este había conseguido con sus obras anteriores, no se arriesgaría con alguna otra obra que lo llevara de pronto al fracaso, lo que Illica hace entonces es desanimarlo, diciéndole que La Tosca nunca funcionaría, que no era de su gran estilo, que fracasaría y la crítica sería abrumadora. Todo esto finalmente hace al barón Franchetti rununciar.

Acto seguido, manos a la obra, constituíar La Tosca en ópera, no sería tarea fácil, por el propio estilo de la obra y lo controvertido que resultaba aún el verismo (versión italiana del naturalismo francés) en aquellos tiempos. El éxito en 1890 de Cavalleria Rusticana, de Mascagni, seguido por Pagliacci, único éxito duradero de Leoncavallo, habían dejado la puerta abierta, pero hasta Tosca, ningún compositor había sabido cruzar su umbral en igualdad o superioridad de condiciones. Con La Tosca, Puccini lo consigue, superando con creces a las dos obras anteriores del verismo.
La obra original de Sardou ya era en tanto truculenta, pero al tener que reducir sus cinco actos a sólo tres por necesidades del libreto, se produjo una mezcla realmente explosiva. En sólo tres actos había que concentrar un asesinato, una ejecución, torturas, celos, amor, lujuria, resistencia frente a la fuerza de ocupación, la caza de un prisionero fugado y un suicidio. Pero Puccini supo afrontar todo esto, encontrando la solución menos esperada y que mejor funcionó: El Lirismo.
Puccini sabía perfectamente que no era suficiente apoyar tanta pasión con una música igual de activa y apasionada, sino que también hacía falta destacar la belleza del ser humano, esa llama que no nada ni nadie puede apagar, ni con la crueldad, ni la brutalidad y que sobre todo alimenta la esperanza cuando todo parece imposible. Y para lograrlo utilizó un continuo melodismo que no se limitaba a unas pocas arias, sino que se extendía también por todo el recitativo, consiguiendo una obra de excepcional belleza.


Como sea, La Tosca fue un éxito rotundo y es considerada hasta nuestros días una de las óperas más importantes, por su intensidad dramática y por contener algunas de las arias más notables del repertorio. Combinando intriga, violencia y pasión, es junto a "Madame Butterfly" y "La Bohéme", una de las óperas más conocidas de Puccini.
A continuación, les presento una de sus arias más conocidas, "E lucevan le stelle" (Y brillaban las estrellas).
Roma 1800. Se acerca el alba y a punto esta de ser ejecutado Mario Cavaradossi en el "Castel Sant'Angelo", entregándole su anillo al carcelero, le pide a este que le entregue una última carta a su amada, la cantante Floria Tosca, para despedirse de ella. Pero apenas ha escrito unas líneas, los recuerdos le asaltan y le impiden continuar, y de un apasionado llanto brota esta aria, en la que revive los felices momentos que vivió con ella, surgiendole entre líneas el terror que siente de pensar en que pronto morirá.Poco antes, ella se lamentaba, por el tormento que le causa tener que decidir si lo salvava entregándose a los deseos amorosos de Scarpia, el jefe de policía.
En voz del tenor Giuseppe Di Stefano, año 1965. Sin duda una de mis voces favoritas:
En voz del tenor Giuseppe Di Stefano, año 1965. Sin duda una de mis voces favoritas:
-E LUCEVAN LE STELLE-
E lucevan le stelle, (Y brillaban las estrellas)
ed olezzava la terra, (Y exhalaba perfumes la tierra)
stridea l'uscio dell'orto, (Chirriaba la puerta del huerto)
e un passo sfiorava la rena... (Y unos pasos rozaban la arena)
Entrava ella, fragrante, (Y entraba ella, fragante)
mi cadea fra le braccia... (Caía entre mis brazos)
Oh! Dolci baci, o languide carezze, (¡Oh, dulces besos! ¡Oh, lánguidas caricias,)
mentr'io frementele (Mientras yo tembloroso)
belle forme disciogliea dai veli! (Sus bellas formas liberaba de los velos!)
Svanì per sempre il sogno mio d'amore (Se desvanecio para siempre mi sueño de amor)
L'ora è fuggita... (La hora ha pasado)
E muoio disperato! (¡Y muero desesperado!)
E muoio disperato! (¡Y muero desesperado!)
E non ho amato mai tanto la vita! Tanto la vita! (¡Y jamás he amado tanto la vida!)
-LA TOSCA-
Acto I
En la Iglesia Sant'Andrea de la Valle...
Angelotti, huido de la prisión estatal en el Castillo de Sant'Angelo, llega a la iglesia donde su hermana, la marquesa Attavanti, ha dejado unas prendas para qu
e pueda disfrazarse y esconderse del barón Scarpia ("Ah, Finalmente"). Tras un breve monólogo del sacristán ("E sempre lava!"), llega el primer gran momento de la ópera: el aria de tenor "Recóndita armonia", una bellísima pieza donde Mario Cavaradossi, el pintor y amante de Tosca, canta a la belleza morena de su amada en contraposición de la "Maddalena" (madonna) rubia de ojos azules que está pintando, inspirada por la marquesa de Attavati, a quien ha visto en la iglesia. Saca de su bolsillo una miniatura de la cantante Flora Tosca y la compara con su pintura. El sacristán se va de la iglesia y deja sólo al pintor ante el cuadro, cuando un ruido en la capilla de le interrumpe ("Gente là dentro"). Angelotti reconoce a Cavaradossi y éste, a duras penas, también. La llegada de Floria Tosca, cantante famosa, no permite que se pueda resolver la dura situación, con lo que Cavaradossi le pide que se oculte y le entrega, mien
tras tanto, una cesta para que se recupere. Estamos ante un dúo, el de Tosca y Mario, en el que se nos presenta varias cuestiones de importancia para el posterior desarrollo de esta ópera: la devoción de Tosca por lo sagrado, pero también la personalidad celosa de la cantante al ver el cuadro de la Virgen que pinta su amante. Tosca, después de entregar un ramo de flores a la Virgen, evoca la casita donde ambos comparten su amor ("Non la sospiri la nostra casetta... "), en una bella aria donde describe los pequeños placeres. El momento de pasión se corta cuando Cavaradossi le pide que se retire para que él pueda seguir trabajando. Tosca ve el cuadro y reconoce a la mujer y piensa que él la traiciona. En ese momento es cuando Cavaradossi se nos muestra en esa faceta amorosa con el "Quale occhio al mondo..." igual de extraordinario que la anterior intervención de su amante. Al final, el pintor logra que ella, rogándole que le "pinte los ojos negros", marche. Una vez que Tosca sale del templo, Cavaradossi acude a la capilla y planea con Angelotti para ocultarlo de Scarpia, hasta que un cañonazo lejano les avisa de que se ha descubierto la fuga, ambos huyen. En la conversación, Angelotti revela que su hermana, que ha identificado en el cuadro, le está ayudando para librarse del malvado Sc
arpia, jefe de la policía. Una breve escena en el que el sacristán comenta a los chicos que cantan en el coro, tanto la derrota de Bonaparte como la fiesta que se celebra en el Palacio Farnesio en esa misma noche, llenan de júbilo la iglesia. La irrupción por sorpresa de Scarpia y sus secuaces ("Un tal baccano in chiesa") paraliza al sacristán y a los chicos del coro. El barón interroga al sacristán en busca de la capilla Attavanti, donde sospecha que se esconde el preso. Un cesto vacío y un abanico bastan a Scarpia para entender lo sucedido. Tosca
vuelve en ese instante y se da cuenta que Cavaradossi no está. Es el momento preciso para que el barón envuelva a Tosca en un halo de celos entorno al pintor y la marquesa Attavanti, aprovechando para ello el abanico encontrado en la capilla. Tosca sale agitada por la supuesta traición y jura venganza. Con una excelente orquestación, Puccini logra rodear la tensión ("Tre sbirri,una carrozza") y las malévolas intenciones de Scarpia con la brillante y solemne ejecución del Te Deum.
Angelotti, huido de la prisión estatal en el Castillo de Sant'Angelo, llega a la iglesia donde su hermana, la marquesa Attavanti, ha dejado unas prendas para qu




Acto II
En el palacio Farnesio. Despacho del barón Scarpia...
El barón está a la espera de lo que resulte de la investigación de sus es
birros a la caza de Angelotti, aunque en su interior lo que desea es tomar a Tosca (Hà più forte "sapore"). Spoletta entra en el despacho e informa que no ha encontrado al prófugo, pero que ha traído arrestado a Cavaradossi. El interrogatorio es de gran violencia, sólo atenuada por la voz de Tosca que canta en la explanada enfrente del palacio. La aparición de Tosca en el despacho, lleva a Scarpia a iniciar la tortura a Cavaradossi en una sala aparte, pero no muy alejada para que la cantante pueda escuchar los gritos de dolor de su amado. En un momento, Scarpia quiere mostrar una cara más humana pero no lo consigue. Cuando el barón le revela la terrible situación de su amado, ella se desmorona e intenta pedirle a Mario, que sigue sufriendo martirio, que le permita hablar, pero él no quiere. Los gritos de Cavaradossi van "in crescendo" y ella susurra "Nel pozzo, nel giardino" (en el pozo del jardín) revelándo con esto el escondite de Angelotti y frena inconscientemente el suplicio de su amado. Los torturadores llevan a Mario, desvanecido, hasta la habitación donde está Tosca, que trata de recuperarlo. En el instante en que recupera la consciencia, Scarpia ordena a sus secuaces ir a la finca en busca de Angelotti, allí donde ha dicho Tosca, ante el enojo de Mario por la traición de Tosca. Un mensajero avisa de un triunfo de Napoleón en la batalla de Marengo, lo que hace que Cavaradossi estalle en júbilo en la cara del barón (Vittoria!,Vittoria!) que, directamente, hace un gesto para que se lo lleven. Tosca le pide, entonces, que salve a su amado pero el barón no está por la labor. Cuando ella le pregunta por el
precio que pide para salvar a Mario, Scarpia le revela sus oscuras intenciones ("Se la giurata fede") de tenerla aunque fuera por la fuerza. Ella, tras no querer ser abusada en un primer momento, agacha la cabeza ante el seguro fin de su amado y lamenta que su fe, todo cuanto hizo no sirviera nada (Vissi d'arte,vissi d'amore) en un aria de las que llegan hasta lo más profundo y que acaban cautivando. Spoletta entra en el despacho para anunciar que Angelotti se ha suicidado. Scarpia aprovecha para preguntar si está preparado todo para la ejecución del pintor, a lo que Spoletta asiente. A la pregunta del barón a Tosca sobre si acepta estar con él, ella acepta resignada con tal de salvar la vida de Mario. Scarpia accede a salvarlo pero le confirma que debe pasar previamente por una muerte fingida, aunque realmente no sea así: la orden que da a Spoletta es que Cavaradossi será ejecutado de forma simulada "como hicimos con
el conde Palmieri", indicación que nos deja claro que es una orden falsa. Antes de poder abrazarla, ella pide un salvoconducto para huir. Mientras que él lo escribe, ella coge un poco de agua y ve el cuchillo salvador que, poco después, clava en el pecho del barón mientras grita indignada ("Questo è il bacio di Tosca"... Este es el beso de Tosca). Entre gritos desesperados, muere Scarpia. Tosca coloca dos velas en cada lado del cadavery un pequeño crucifijo sobre el pecho y sale del Palacio.



Acto III
En el castillo San'Angelo...
Aparte de
una curiosa intervención de un pastorcillo en escena ("Io de'sospiri" Yo de tus suspiros), el verdadero acto empieza con cierta melodía que nos anticipará al aria de Mario Cavaradossi. El carcelero, tras ciertas reticencias y sobornos de Mario, accede a que el preso escriba unas líneas para su amada Tosca; lo que sale de ahí es ese "E lucevan le stelle", de gran intensidad en cada nota hasta conmover al espectador a medida que llega al final del aria. Tosca llega en ese momento, mostrándole el salvoconducto y la lib
ertad. Cavaradossi se muestra sorprendido por esa gracia tan rara en un ser tan malvado como el barón. Entonces es cuando Tosca le narra lo que ha tenido que hacer para poder conseguirlo ("Il tuo sangue o il mio"... "Él quería tu sangre o mi vida") y como mató a Scarpia. Es un pequeño dúo que se disfruta, porque es la vida renacida la que se siente: de ser condenado a muerte a salir libre y eso se traduce en una especie de optimismo, quizás extraño ("O dolci mani"....oh dulces mano
s). Ella le indica que primero tendrá que pasar por una ejecución con "armas descargadas" y, posteriormente, saldrán del Estado. El dúo continúa con ese optimismo, primero con el "Amaro sol per te m'era il morire" (Cavaradossi) -Amor que seppe a te (Tosca), y segundo con ese "Trionfal di nuova speme" que ambos cantan al mismo tiempo. El carcelero anuncia que ha llegado la hora de la ejecución mientras Tos
ca le indica lo que debe de hacer. Ha llegado el momento de la ejecución y Tosca no se siente cómoda (Com'è lunga la attesa!...¡qué larga la espera!). Una vez que han disparado y se han marchado los soldados, ella le dice que se levante... hasta que descubre que Mario sí ha muerto. Cuando ella se muestra desesperada, llegan Spoletta y los suyos persiguiéndola por haber asesinado al barón. Ella se dirige hacia el borde del castillo y, ante el intento de detenerla, se tira al vacío.




Música: Giaccomo Puccini.
Libreto: Luigi Illica.
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